El bordado de Dios

El bordado de Dios
Luis M. Benavides Narraciones


 

Cita:
Cuando era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba cerca de ella y le preguntaba qué estaba haciendo. Ella me respondía que estaba bordando.

Yo observaba el trabajo de mi mamá desde una posición más baja que donde estaba sentada ella, así que siempre me quejaba diciéndole que, desde mi punto de vista, lo que estaba haciendo me parecía muy confuso. Ella me sonreía, miraba hacia abajo y gentilmente me decía:

—Hijo, ve afuera a jugar un rato; cuando haya terminado mi bordado, te pondré sobre mi regazo y te dejaré verlo acabado.

Me preguntaba: ¿por qué ella usaba algunos hilos de colores oscuros? y ¿por qué, desde donde yo estaba, todo me parecía tan desordenado?

Unos minutos más tarde, escuchaba la voz de mi mamá diciéndome:

—Hijo, ven y siéntate en mi regazo.

Yo lo hacía de inmediato. Al instante, me sorprendía y emocionaba al ver la hermosa flor o el bello atardecer en el bordado. ¡No podía creerlo; desde abajo se veía tan confuso! Entonces, mamá me decía:

—Hijo mío, desde abajo se veía confuso y desordenado, pero no te dabas cuenta de que arriba existía un plan. Había un diseño previo, solo lo estaba siguiendo. Ahora míralo desde mi posición y sabrás lo que estaba haciendo...

Muchas veces, a lo largo de los años he mirado al Cielo y he dicho:

—Padre, ¿qué estás haciendo?

Él responde:

—Estoy bordando tu vida.

Entonces yo le replico:

—Pero se ve tan confuso, es un desorden. Los hilos parecen tan oscuros, ¿por qué no son más brillantes?

El Padre parecía decirme:

—Mi niño, ocúpate de tu trabajo y yo, haciendo el mío. Un día te traeré al cielo, te pondré sobre mi regazo y verás el plan desde mi posición. Entonces, entenderás...


 
Para la reflexión personal

Ese plan permitido y querido por Dios es para nuestro bien y nuestra salvación. Plan desentrañado en su totalidad solo desde la mirada de su creador. Nosotros, simples agujas entretejiendo hilos enhebrados por Él. ¿Qué dirección perseguiremos? ¿Qué camino abandonaremos? ¿Qué porvenir nos deparará?

A veces, no es cuestión de preguntarse tanto el por qué, sino el para qué de las cosas. Confiar en el Gran Bordador de nuestra historia, pedirle la gracia de tener paciencia para entender que ese diseño está exclusivamente imaginado para cada uno de nosotros, desde toda la eternidad, con un amor perpetuo y fiel.

Algún día, desde una posición infinitamente distinta, veremos todo tal como lo soñó Dios. Y ese día, seguramente comprenderemos cosas que hoy escapan a nuestra razón y rebelan nuestros sentimientos. Ese día, nuestro entendimiento se abrirá y tendremos cabal comprensión de lo que significa ser humanos, a imagen y semejanza del Padre Eterno.

Para compartir en familia

1. Elegir tres situaciones de nuestra vida en las que no pudimos entender el plan de Dios. Compartirlas en familia.
2. Compartir la reflexión que nos sugiere la siguiente frase: “uno no elige las cosas que le pasan en la vida; pero sí elige qué hacer con las cosas que le pasan en la vida”.
3. Compartir y dialogar sobre las siguientes preguntas: ¿qué diferencia existe entre el por qué y el para qué de las cosas?
4. ¿Cuáles son las cosas que dan auténtico sentido a la vida?
5. ¿Qué papel ocupa Dios en nuestra vida, en nuestra familia? ¿Confiamos en su plan misericordioso?